"LAC ha realizado importantes avances en la consolidación de sus sistemas nacionales de áreas protegidas desde la adopción del citado Plan Estratégico (del Convenio de Diversidad Biológica).
Es la región con mayor superficie protegida en el mundo, en términos de cobertura terrestre (sin considerar la región polar), y como región, supera los objetivos porcentuales de cobertura que establece la Meta 11 de Aichi9, al alcanzar el 24% de las zonas terrestres y el 18,9% de las zonas términos de cobertura terrestre (sin considerar la región polar), y como región, supera los objetivos porcentuales de cobertura que establece la Meta 11 de Aichi 9, al alcanzar el 24% de las zonas terrestres y el 18,9% de las zonas 11 de Aichi aún presentan enormes retos para las áreas protegidas, como la representatividad, la conectividad ecológica, la efectividad de manejo, la gobernanza y equidad en la gestión, y la identificación y reconocimiento de otras medidas efectivas de conservación".
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CONSERVACIÓN COLABORATIVA: UN ENFOQUE INCLUSIVO Y VIABLE EN LA GESTIÓN DE LAS ÁREAS PROTEGIDAS
Autores: Cláudio C. Maretti, Mónica Álvarez, Ana Julia Gómez
"Ante una realidad con retos sin precedentes, el reconocimiento y la implementación efectiva de la conservación colaborativa es la opción viable y esperanzadora para la naturaleza y la sociedad. Esta visión parte de reconocer e incluir en la gestión de las áreas protegidas y conservadas, las múltiples contribuciones de los diversos actores sociales, modelos institucionales y de relaciones. La conservación colaborativa reconoce a los derechos humanos; en particular, a las comunidades locales, tradicionales y pueblos indígenas. Esto parte de la diversidad social y la necesidad de una gestión más abierta e inclusiva ante las necesidades, expectativas e intereses de la sociedad. Para alcanzar una gestión así, es necesario promover un mejor involucramiento de la sociedad y facilitar puentes de comunicación estratégica que consoliden procesos de diálogo y mensajes sobre la relevancia de las áreas y su gente, como cogestoras de bienestar para toda la humanidad. Aún cuando la conservación colaborativa no es nueva, solo es parcialmente reconocida como tal, y solo dentro del ámbito de la conservación. Es preciso incluirla y significarla, catalizar apoyo hacia ella. Sus competencias y las diversidades se complementan y generan sinergia. Se requiere de un fortalecimiento de competencias que fomenten el entendimiento de las conexiones y complejidades del ser humano con su entorno, para esperar cambios de comportamiento positivos de la sociedad, hacia las áreas protegidas y conservadas.
Únicamente por medio de espacios colaborativos con respaldo suficiente, y con el fortalecimiento de las competencias y el reconocimiento público a los actores sociales y sus diversidades, se logran aportes reales a la salud de la naturaleza y al bienestar de nuestra sociedad. El involucramiento efectivo y la comunicación estratégica son claves para la valoración, la repartición de responsabilidades y la regulación necesaria. Esto
requiere que los gestores cambien la gestión unidireccional e incorporen propuestas metodológicas viables e inclusivas. Se requiere un nuevo enfoque sobre la conservación de la naturaleza, como una labor y una responsabilidad compartidas, en la que para alcanzar una conservación duradera, todos debemos estar incluidos".

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